La utilizacion del Perro en terapia asistida por animales

Los animales se utilizan como elementos de ayuda en procesos de integración y rehabilitación de personas con problemas físicos o psíquicos.

"La utilización de animales de compañía como terapia es una inversión del proceso de domesticación. La domesticación de los animales y de las plantas por los hombres fue lo que hizo posible la civilización moderna. Hoy, cuando nos enfrentamos a un paciente que no puede funcionar en la vida cotidiana, lo tratamos con un medio terapéutico para civilizarlo: hacerle capaz de funcionar en nuestra cultura. Cuando el animal de compañía se convierte en el vehículo para su socialización, es el animal el que domestica al hombre, más bien que lo contrario (Joel Savishinsky, antropólogo, 1.983)". Las terapias asistidas con animales (TAA) son intervenciones dirigidas hacia unos objetivos concretos como parte integral de un proceso rehabilitador, mediante la interacción entre animal y paciente. Estas sesiones deben ser dirigidas por un terapeuta profesional, que puede ser de la rama de la Psicología, Educación, Fisioterapia, etc. El terapeuta es el que fija los objetivos, guía la interacción existente entre animal y paciente, y lleva una evaluación de todo el proceso midiendo el progreso del mismo. Las actividades asistidas con animales (AAA) son actividades lúdicas, con efecto terapéutico pero sin objetivos concretos, en las que las personas se relacionan con el animal para aumentar su calidad de vida. Nadie evalúa ni mide el progreso del paciente y se pueden llevar a cabo por cualquier voluntario que se preste a llevar un animal.

¿Por qué los perros son buenos candidatos para este tipo de actividades?

El perro es ideal para realizar una terapia o actividad asistida por los siguientes motivos: Como ser vivo que es, se convierte en un estimulo multisensorial y rompe la monotonía, proporcionando mucha interacción. Según Bardill (1.997) y Beck (2000), el perro cataliza interacciones, mejora la autoestima y es una buena distracción, a la vez que mejora la sensación de seguridad (Friedmann, 2.000).

Es un facilitador social, aumenta la motivación del paciente haciendo de “lubricante” emocional. El perro no tiene prejuicios -no juzga a las personas-, es un incitador del juego y un “trocito de naturaleza” en medio de la terapia/actividad. Los niños lo pueden utilizar como un objeto transicional. Usando al perro como objeto transicional se puede trabajar con los niños la atención, la concentración, la sensibilidad, el amor sin propiedad, el compartir vivencias y posesiones, el área socio emocional, el reforzamiento lógico matemático, la capacidad de cálculo matemático, el asociar números a cantidades (lo que implica pensamiento abstracto), la organización espacial (delante, detrás, izquierda, derecha), la motricidad fina o gruesa, el respetar turnos, los programas de lectura y dicción, y muchas más. Es más barato y accesible que otros animales: es más fácil disponer de un perro que, por ejemplo, de un delfín. Las terapias asistidas con animales (TAA) son intervenciones dirigidas hacia unos objetivos concretos como parte integral de un proceso rehabilitador, mediante la interacción entre animal y paciente. Estas sesiones deben ser dirigidas por un terapeuta profesional, que puede ser de la rama de la Psicología, Educación, Fisioterapia, etc. El terapeuta es el que fija los objetivos, guía la interacción existente entre animal y paciente, y lleva una evaluación de todo el proceso midiendo el progreso del mismo. Las actividades asistidas con animales (AAA) son actividades lúdicas, con efecto terapéutico pero sin objetivos concretos, en las que las personas se relacionan con el animal para aumentar su calidad de vida. Nadie evalúa ni mide el progreso del paciente y se pueden llevar a cabo por cualquier voluntario que se preste a llevar un animal.

Características que hacen idóneo al perro

El Canis familiaris tiene unas características “muy especiales” que le hacen reunir muchas condiciones que facilitan el trabajo y la aceptación por parte del paciente. Entre ellas se encuentran las siguientes: El antropomorfismo: es la atribución de características y cualidades humanas en los animales. En el caso de terapias/actividades es muy beneficioso que la persona atribuya estas cualidades al animal, a causa de que el paciente cree que el perro puede realizar conductas como: que lea un libro, que conteste sí o no, que ponga cara triste, que se esté riendo, etc. Por ejemplo, el/la terapeuta quiere que un niño con problemas de lectura lea uno o dos libros. Primero “se lo lee el perro” y luego se lo tiene que leer el niño. Una vez lo ha leído le tiene que contar al perro sobre lo que trata el libro. Si el niño responde correctamente, el perro le contesta que sí. Esto se puede hacer de variar formas: le puede contestar que sí con un movimiento rápido de la cabeza arriba y abajo, levantando la pata delantera derecha o bien haciendo una reverencia. Una vez acaba el niño de leer los libros se le puede entregar un diploma firmado por el perro con la huella de una pata.

En este ejemplo se estaría trabajando con el niño, entre otras cosas, la concentración, la atención, la disminución de la ansiedad, la estimulación de la lectura, y a seguir instrucciones: “léete el libro y luego se lo cuentas al perro”.

El grado de neotenia: podemos definir la neotenia como la retención de rasgos juveniles por parte del animal adulto. Hace que los perros sean más tratables y fáciles de manejar que los gatos, por ejemplo. La neotenia no solo ha afectado a las cualidades comportamentales, sino también a las morfológicas, fisiológicas y genéticas, por lo que tenemos una gran variedad de tamaños (razas pequeñas, medianas, grandes y gigantes), pelaje largo y corto y colores, pudiendo elegir el que más interese en cada sesión o situación.

La conducta gregaria: el Canis familiaris es un animal gregario y tiene una gran dependencia con el Homo sapiens, formando un gran vínculo con él. El perro realiza conductas afiliativas, como posar la cabeza en nuestras rodillas cuando estamos sentados en el sillón, lamernos la cara, dejarse acariciar, bañar o cepillar (acicalamiento) y muchas otras más. Por ejemplo, que un paciente con Parkinson le quite el chaleco al perro, lo lave en seco, luego lo cepille y seguidamente le vuelva a poner el chaleco. Aquí se estaría trabajando, entre otras cosas, la concentración, la atención, la disminución de la ansiedad y la motricidad general.

El adiestramiento: su facilidad y capacidad de aprendizaje súbito, que se ve ampliada una vez el animal ha llegado a la pubertad (ha madurado sexualmente), hace que sea más fácil de adiestrar que otro animal -el gato, por ejemplo- para la realización de ejercicios complejos.

Lo bueno que tiene también el perro es que para la realización de ejercicios complejos se puede utilizar la conducta compleja de caza -mal llamada instinto de caza-, que está representada por el siguiente display: busca y rastrea (ve, oye y olfatea), persigue, muerde, mata, manipula (ingiere, porta o esconde). De los anteriores se utilizarían los displays de busca, rastrea, ve, oye, olfatea y porta. Por ejemplo, se le puede pedir al perro que busque y le traiga a un niño un juguete, un libro, un peluche, su mochila, etc.

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